sábado, 23 de abril de 2011











Mendoza

Al pan, pan; y al vino, malbec

En el día mundial del malbec, varios periodistas viajamos a Mendoza. La ciudad, el evento y un partido de polo.

Yo diría que fue una experiencia única. Llegar a Mendoza y reencontrarme con un paisaje que hacía muchos años que no veía fue interesante, porque enfrenté a otro paisaje, con una postal con más comercios, más modernizada, con mucha oferta hotelera y gastronómica. Pero Mendoza sigue siendo Mendoza. Sigue conservando el andar gentil y cansino de la gente y sigue conservando las acequias. Les cuento una anécdota: yo no recordaba este detalle y me lancé a la caminata. Como buena porteña mal educada, crucé una calle por el medio, no por la esquina, y oh, sorpresa, me encontré con que casi me rompo la cabeza en la acequia. Tuve que caminar por la calle hasta la esquina. En este momento, la provincia está racionando el agua, por eso se las ve secas. No sé qué es peor, si caer en una acequia llena de agua o seca.

Realmente, me acompañó el tiempo: un sol brillante en un otoño que se disfruta en esta ciudad. De hecho los mendocinos cuentan que el otoño es la mejor estación para ellos. Y evidentemente es así. Se ve en los parques y las plazas. Hay muchas y una es más linda que la otra. Llama la atención la limpieza: el piso de la plaza brilla.

Como suele haber temblores en la zona, toda la construcción de la provincia es antisísmica. Las construcciones antisísmicas privilegian los espacios abiertos, por eso hay tantas plazas y parques para recorrer. Pero por suerte, en ese fin de semana no se me movió el piso.

Después de caminar por el centro –y caer como mujer tentada en una boutique de diseño de autor a mirar ropa–, me esperaban en el hotel El Portal con un almuerzo típico mendocino: lomo malbec con vegetales. Mendoza se caracteriza por los viñedos, así como toda la región de Cuyo. La tierra es especialmente apta para este cultivo. Para muchos, el malbec es una moda pasajera, pero no soy la única que cree que llegó para instalarse. Lo cierto es que nuestro principal comprador es Estados unidos. Se gasta la friolera de 300 millones de dólares en comprarnos botellitas de vino malbec. Pero no es el único país que nos compra: Canadá, Brasil, Reino Unido y Países Bajos ya están prendidos a la botella. De hecho se está exportando por 750 millones de dólares aproximadamente. No es poca cosa.

Día mundial del malbec. El evento tuvo lugar en Tupungato Winelands y asistieron autoridades del gobierno provincial y de Wine of Argentina. Su presidente, Alberto Arizu, estuvo en Nueva York, otra de las ciudades anfitrionas del evento, así como Londres y Toronto. La propuesta del evento tenía aristas insospechadas. La idea era disfrutar de la velada y brindar por el cumple del malbec arriba de un globo aerostático. Sí, leyeron bien, un globo aerostático. Y yo me subí con bastante pánico, pero el malbec argentino se merecía mi acto de valentía y a volar se ha dicho.

La experiencia de volar en globo es rara. Creo que tuve tanto miedo que no lo pude disfrutar demasiado. Lo más cómico –para los demás– fue meterme en ese canasto, creí que iba a quedar enganchada y que el globo saldría volando conmigo de ancla, pero no fue así.

Lo cierto es que el marco de las montañas, la puesta de sol y la alegría presente resultaron condimentos esenciales para esta celebración.

Un partido de polo. El domingo también acompañó el tiempo. Y después de un desayuno copioso en el hotel, nos llevaron a Luján de Cuyo. Allí nos esperaban en la finca Cheval des Andes con un almuerzo exquisito y un partido de polo. Allí nos contaron que el presidente de Chateaux Cheval Blanc, Pierre Lurton, se enamoró de las tierras mendocinas y decidió desarrollar un malbec de excelencia, un Grand Cru que ya es un ícono.

El partido de polo fue muy entretenido, incluso para quienes no éramos conocedores de la mecánica del juego. El almuerzo, excelente y el paisaje, de postal.

Finalmente, volvimos al hotel y tuvimos un rato para caminar por la ciudad, que como ya comenté al principio, no da lugar para el aburrimiento. Vayan a Mendoza, yo lo recomiendo.

Marta Gatti

¿Dónde estamos?

La provincia de Mendoza se encuentra al oeste de la República Argentina, en la región de Cuyo.

¿Qué se puede hacer?

El principal atractivo de la provincia es su producción vitivinícola. Se puede organizar una ruta del vino y conocer bodegas emblemáticas de la zona. También se destaca su producción de aceitunas y conocer fábricas de aceite de oliva y derivados de la aceituna es otra opción interesante.

¿Qué hay de rico para comer?

Prueben el lomo malbec, un manjar.

¿Qué llevo de regalo?

Dulce de alcayota , alfajores con sabor a vino, alguna conserva de carne de caza, aceitunas y sus derivados y, por supuesto, vino.

¿Cómo llego?

En avión, por Lan o Aerolíneas Argentinas, tarda una hora y media. En micro son nueve horas desde Buenos Aires.