Este es un blog de viajes y paseos. La idea es contar mis experiencias, mis anécdotas y aconsejar a aquellos que se entusiasman ante la posibilidad de viajar.
martes, 7 de junio de 2011
Sumario de junio
Nota de tapa: Córdoba. Lugares tradicionales y pueblos pequeños. Altagracia: nnécdotas misteriosas. Cabalango: para descansar. Agua de oro: un break con glamour. Villa General Belgrano: mucho más que cerveza y chocolate.
Feria de Mataderos: un paseo imperdible por las raíces de nuestra tierra. Bailes tradicionales, puntos de venta, comidas típicas y mucho más.
Spa Ser: tratamientos corporales, hidromasajes, belleza facial y promociones de invierno en el corazón de Palermo.
Guías de viajeros: "Argentine, la guide vert" de Michelin y "Buenos Aires Guíame", de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Otoño en Córdoba
La Docta
Lugares conocidos, lugares ocultos, historias misteriosas y emprendimientos en medio de la montaña.
Ya fue un milagro llegar a horario, sin un minuto de retraso. Y después de una hora y cuarto de vuelo, vi la postal más esperada. Una ciudad otoñal, adornada con las características hojas doradas, pero con gente, bullicio, comercios, y ofertas gastronómicas para marearse.
En este viaje visité un lugar clásico –Villa General Belgrano– y un lugar no tan conocido –Agua de Oro– y en el medio pasé por Cabalango y Altagracia.
Tanto Cabalango como Agua de Oro son pueblos pequeños, no tan conocidos fuera de Córdoba. En general, son los lugares que todos los cordobeses conocen y eligen para huir del ruido, buscar la paz de los arroyos y el marco de las montañas.
Historias misteriosas. Camino a Villa General Belgrano pasamos por Altagracia, una localidad muy pintoresca como todas las localidades de Córdoba, que guarda un secreto. Entre los yuyales, a cinco kilómetros, hay un monumento abandonado. Es un ala de avión. Pero ese monumento tiene una historia atrás. Raúl Barón Biza, un aristócrata nacido en Villa María, Córdoba, tenía muchísimo dinero y dilapidaba su fortuna en los años de la belle époque. Barón Biza cursó sus estudios en Europa, como correspondía a un hombre de su alcurnia y fortuna. Y fue en Viena donde conoció a la joven actriz Myriam Stefford. Se enamoró perdidamente de ella, se casó y la trajo a vivir a estas pampas. Myriam dejó la actuación y se dedicó a vivir con el lujo que podía otorgarle la fortuna de su marido. Poco a poco, surgió en Myriam la pasión de volar. Y su marido, que no le negaba ninguno de sus caprichos, le regaló un monoplano biplaza de ala baja. Ella había logrado en un par de meses el brevet de piloto civil. El instructor era un alemán veterano de guerra llamado Ludwing Fuchs. El proyecto de Myriam era muy ambicioso, ella deseaba ser la primera mujer en volar de la Argentina a Estados Unidos, pero Fuchs la convenció de que eso no sería viable y decidió un itinerario más factible: recorrer la Argentina y parar en todas las capitales de las 14 provincias de aquella época. Y fue debut y despedida. En efecto, el raíd comenzó el 18 de agosto de 1931, pero hubo complicaciones, porque cuando llegaron a Jujuy, el avión chocó contra un alambrado. Ella no desistió, quería lograr el itinerario completo. El 26 de agosto de 1931, el avión se paró en el aire y se prendió fuego. Ambos murieron.
Barón Biza estaba desconsolado y organizó un funeral fastuoso. En el lugar del accidente, su esposo hizo colocar un monolito que decía “Un bel morir tutta la vita onora”. Cuatro años después, le hizo construir una tumba faraónica en su estancia “Los Cerrillos”, a cinco kilómetros de Alta Gracia. La obra estuvo terminada en seis meses y resultó impresionante: un ala de avión de 85 metros de altura, cinco más que el Obelisco. En la lápida de mármol negro dice: “Maldito sea el que profane esta tumba”. En la entrada del monumento están su reloj de vuelo, su casco y el timón del avión. Hay una leyenda debajo de una losa que dice: “Viajero, rinde homenaje con tu silencio a la mujer que en su audacia quiso llegar hasta las águilas”. Cuenta la leyenda que debajo del lugar donde descansan sus restos, el viudo hizo enterrar sus joyas... ¿Será cierto? Claro, después de semejante maldición, ¿quién se atrevería a profanar esa tumba? Lo cierto que hoy el sitio luce totalmente abandonado.
Villa General Belgrano. Todos la conocen como la pequeña villa alemana. Es que su arquitectura, sus comercios y la gastronomía obedecen a una postal de alguna ciudad alpina. En 1932, tuvo una importante inmigración de origen alemán, suizo y austríaco, y en 1940 llegó el acorazado Graf Spee, y resultó que los marineros de este acorazado ayudaron a construir la ciudad. ¿y en qué piensan los visitantes al llegar? Seguramente en tomar cerveza o comer chocolate. Precisamente porque Villa General Belgrano tiene sus dos fiestas características: la Fiesta de la Cerveza, en octubre; y la Fiesta del Chocolate, en julio. Muchos pueden pensar que la Villa se llena de turistas solamente en estas dos fechas, pero no es así. Es un espacio vacacional de doce meses, se disfruta en cualquier época del año. Recorrerla es un placer y es ideal para descansar, porque salvo las calles del centro que siempre están abarrotadas de gente, el resto es muy tranquilo, ideal para descansar y disfrutar del paisaje montañoso. Por supuesto que la Villa no es para hacer dieta, es para disfrutar de todas las variantes de chocolate, de la cerveza y también de la gastronomía típica alemana.
Agua de Oro. Los que admiran la naturaleza en sus cuatro estaciones, los que preservan la fauna y la vegetación autóctonas en Agua de Oro se van a sentir como en casa. Los lugareños dicen que allí el tiempo no corre, pasea.
Es un pueblo pequeño, de 157 Km2. La historia de Agua de Oro data de 1541, cuando Diego de Loira Carrasco obtuvo una merced de tierras que fue pasando de dueño en dueño hasta que en 1741. Don José Moyano Carranza y su esposa, doña Ana de Pedraza, bautizaron el espacio con el nombre de San Vicente. La estancia pasó por los herederos hasta que la compró José Díaz Rodríguez y la bautizó Agua de Oro, porque había encontrado dos piedras grises con una puntita dorada, y le pareció que el nombre era más apropiado para ese lugar. El pueblo fue fundado en 1896. Los patronos son Nuestra Señora de Lourdes y San Vicente Ferrer con festejos el 11 de febrero y el 5 de abril respectivamente. Se trata de un lugar tranquilo, con clima seco, caluroso en verano y frío en invierno con algunas nevadas. Tiene una cantidad de sitios históricos que se preservan como la Capilla de Candonga de mediados de siglo XVIII, la iglesia San Vicente Ferrer de la misma fecha y el predio y entorno donde se hallaron restos óseos aborígenes frente a la pileta municipal.
En Agua de Oro se encuentra el restaurante San Leonardo. Martín Sacavino,a cargo del gerenciamiento del lugar, me contó el esfuerzo que implicó preservar esa antigua casona de la década del ’30 para mantener el estilo retro- chic. En octubre será un nuevo hotel boutique con temática antique. Por ahora, se puede disfrutar de un menú típicamente argentino pero con agregado gourmet.
Cabalango. Los lugares no sólo se conocen con la vista, hay que aprehenderlos con los cinco sentidos para poder entender todo lo que esconde una postal con los tonos verdes de la vegetación, el brillo de la mita en el piso y el azul de los arroyos. Y Cabalango es un sitio que huele a pinos y nogales, tiene el sabor de las nueces, el primer sonido que se percibe cuando se empieza a caminar por la zona es el de las pequeñas explosiones de las pisadas contra el piso lleno de cuarzos. Si hubiera que describirlo con el tacto se podría decir que tiene la aspereza del viento. Es un espacio único a seis kilómetros de Carlos Paz y 55 de Córdoba capital. Dicen que la tranquilidad no tiene precio, quizás por eso los cordobeses eligen Cabalango como refugio de fin de semana para escapar del bullicio de la ciudad. Un pequeño paraíso donde lo que más se escucha es el ulular del viento, el canto de los pájaros y el ruido del agua de los arroyos.
Esta localidad está atravesada por el río Los Chorrillos que se caracteriza por sus hoyas profundas. Sus aguas son yodadas, por eso tienen una coloración dorada. Este río desemboca en el dique San Roque. Cabalango también posee un balneario con playas de una arena muy particular, por la coloración que aportan el cuarzo y la mita, las piedras características de la zona.
Hay mucho más para contar de Córdoba, me quedé corta. Por eso lo mejor es que vayan y comprueben con sus propios ojos. Yo lo recomiendo.
Marta Gatti
Datos útiles
¿Cómo llegar?
A Córdoba capital en avión desde Buenos Aires o en micro. En Córdoba se llega a Villa General Belgrano y Alta Gracia en micro, y a Cabalango y Agua de Oro, en auto.
¿Qué llevo de regalo?
Carnes de caza en escabeche, chocolates de Villa General Belgrano, artesanías típicas.
¿Cómo es el clima?
Seco, frío en invierno (sobre todo en las sierras) y caluroso en verano.
Páginas web
lunes, 6 de junio de 2011
Artesanías y tradiciones populares
En Lisandro de la Torre y Avenida de los Corrales, justo en el viejo mercado de hacienda de Liniers, se encuentra la Feria de Mataderos, bien cerca de nuestra cultura.
Salida gasolera si las hay. Es justo para cuando uno tiene ganas de conocer algo nuevo, pero quedan pocas monedas en el chanchito. Claro, muchos me pueden decir que hay muchas cosas lindas para comprar y puede transformarse en una salida muy costosa. Eso también es cierto. La verdad es que es un imperdible de Buenos Aires y lo que es más notorio, es que no muchos porteños la conocen. Se llega en colectivo por $ 1,25 como máximo. Y allí, a recorrer. Hay puestos que venden las cosas más originales e inesperadas. Por ejemplo, souvenirs hechos con cáscara de huevo –un arte que muy pocos manejan–; artículos en cuero, telas, juguetes, carteras, billeteras, juegos –como dominó, ajedrez, dados, hechos a mano, entre otros–. También hay artículos para el hogar, adornos, luminarias, muebles para niños, etc. El rubro gastronómico no se queda atrás: quesos artesanales saborizados con nueces, albahaca, orégano y demás especias; embutidos, dulces caseros, panes saborizados, tortas fritas, facturas, chocolates, caramelos, entre otras exquisiteces típicas de cada provincia. Es, en realidad, la feria de las provincias. Fue creada en 1986, por una iniciativa de la licenciada Sara Vinocur que es actualmente su coordinadora para difundir nuestras raíces culturales. Los turistas extranjeros que andan paseando por Buenos Aires van a encontrar en Mataderos un aspecto de la cultura argentina que no siempre se tiene en cuenta. Seamos honestos: ¿qué les decimos a los viajeros cuando llegan a la Argentina? Les hablamos del tango, de la calle Florida y de La Boca. ¿Y Mataderos? Se van a sorprender.
Espectáculos y propuestas gastronómicas. No solo se trata de recorrer puntos de venta. Una de las atracciones de la feria se centra en los espectáculos folclóricos. Todos los fines de semana se puede disfrutar de un programa diferente. Shows en vivo, bailes típicos y cantantes protagonizan los espectáculos. Pero los bailarines no son solo profesionales: muchos aficionados bailan al compás de los temas y disfrutan de un sábado –o un domingo– bien telúrico.
Otra de las visitas impostergables en Mataderos es el Museo de los Corrales, que desde 1964 ofrece a los visitantes un abanico de elementos campestres, como tijeras de tusar, boleadoras, nidos de hornero y de boyero, una carreta bendecida por el cardenal Copello llamada “La Corralera”, cuadros de Emilio Prudencio Bustos y de Andrés Bestard, entre otras cosas.
En cuanto a dónde comer, para mí ir a Mataderos y no visitar el bar Oviedo es casi un pecado mortal. Inaugurado en 1900, tiene toda la historia del barrio impregnada en las paredes, el piso, las sillas. Era el bar de los payadores y allí se reunieron los mejores de la época. Su fundador, Fernando Ghio, fue un precursor de la cultura del barrio. Y, por supuesto, en Mataderos, en medio de espectáculos folclóricos y en el bar Oviedo, hay que pedirse un buen locro, la milanesa con papas fritas déjela para otra ocasión.
También se puede comer el locro en los puestos de la calle y tomar un café en Oviedo si tenemos la billetera en rojo. Y el postre, pueden ser los típicos pastelitos de batata o de membrillo o algo un poco más light, una brochette de frutas caramelizadas. Todo se puede comprar en los puestos callejeros, además de las típicas opciones para los chicos.
Los visitantes se pueden sacar fotos con un pony llamado Muñeco y los más chiquitos pueden dar un paseo en el pony. También se pueden sacar fotos con una llama muy simpática. ¿Alguien se acuerda de la publicidad de la llama que llama? Si bien esta no se dedica a hacer bromas pesadas por teléfono, sí le gusta robar comida a los transeúntes distraídos, así que mucho cuidado con esta llama golosa.
Un paseo para reencontrarse con las raíces de nuestra tierra. Yo lo recomiendo.
Marta Gatti
¿Dónde estamos?
En Lisandro de la Torre y Avenida de los Corrales, centro neurálgico del barrio de Mataderos.
¿Cómo llegar?
En auto o en los colectivos: 117, 36, 55, 92, 63, 80, 97, 103, 126, 141, 155, 180 y 185
Datos útiles
La feria está abierta sábados y domingos hasta las 20, salvo en verano que está abierta hasta las 23. El Museo de los Corrales abre los jueves de 15 a 18 y los domingos de 13 a 19.
Informes
www.feriademataderos.com.ar
Spa Ser
Una pausa y a seguir
Las ventajas de hacer un break en un spa. Nuevos tratamientos otoño-invierno para estar siempre lindas.
La opción del spa es una alternativa excelente a la hora de elegir un poco de relax en medio del estrés de la jungla. Para esta temporada invernal, Spa Ser ofrece nuevos tratamientos y los ya clásicos. Por ejemplo, una sesión de hidroterapia de té verde, jazmín y pétalos de rosa: antioxidante, relajante y afrodisíaco… Tentador, ¿no?
Se puede optar por un rejuvenecimiento facial con punta de diamante y radiofrecuencia; un masaje ayurvédico con aceites esenciales o un tratamiento ultracavitador, o sea lipoescultura sin cirugía con aparatología de última generación.
Datos útiles
Dirección: Cerviño 3626
Tel.: 4807-4688
Página web
www.aguaclubspa.com